Cuba ha logrado avances significativos en la vacunación de la mayoría de su población contra el COVID-19, con especial énfasis en vacunar a niños a partir de los dos años. Este notable logro se debe a vacunas desarrolladas internamente, una participación masiva de la población, inversiones gubernamentales en investigación médica y una amplia red de servicios médicos, a pesar de las limitaciones geográficas.

Si bien las dificultades pasadas relacionadas con la confusión, las noticias falsas y los artículos poco confiables pueden parecer un recuerdo lejano, han dejado una huella duradera, creando divisiones dentro de la población. Gran parte de este fenómeno puede atribuirse a la difusión de información errónea por parte de los medios de comunicación. Por tanto, es fundamental comprender las diferencias entre las diversas vacunas contra el COVID-19.

Tipos de Vacunas

Vacunas de ARNm

Las vacunas Pfizer y Moderna pertenecen a esta categoría. Utilizan ARN mensajero (ARNm) que lleva instrucciones para producir proteínas virales específicas, como la proteína Spike en el caso del SARS-CoV-2. Una vez dentro de las células, el ARNm induce la producción de proteínas virales, activando el sistema inmunológico para generar anticuerpos capaces de combatir todo el virus.

Vacunas de Vector Viral

La vacuna J&J es de esta categoría. Emplea un virus, generalmente un adenovirus, para transportar el código genético que codifica la proteína Spike a las células. Esto hace que el sistema inmunológico identifique la proteína y genere anticuerpos protectores contra posibles infecciones.

Vacunas de Virus Inactivado

La vacuna COVID-19 de Valneva es de este tipo. Implica cultivar el virus SARS-CoV-2 en cultivos celulares e inactivarlo químicamente. Al administrarse, el sistema inmunológico identifica el virus inactivado como extraño, produciendo anticuerpos y células T en respuesta.

Vacunas de Subunidades Proteicas

Las vacunas de Cuba operan según el principio de las subunidades proteicas. Utilizan componentes específicos del patógeno, llamados subunidades proteicas, para estimular una respuesta inmunológica. En el caso del COVID-19, se inserta una porción de ADN que contiene la información para producir la proteína Spike en un baculovirus. Este virus infecta células, permitiendo la producción de la proteína Spike. Las proteínas Spike extraídas se purifican, compactan en nanopartículas virales y se combinan con una molécula adyuvante para desencadenar la respuesta del sistema inmunológico después de la inyección.

Vacunas de Cuba

Cuba ha desarrollado varias vacunas COVID-19, especialmente Soberana 02, Abdala y Mambisa. Soberana 02, desarrollada por el Instituto Finlay de Vacunas, ha pasado por ensayos clínicos y ha sido aprobada para uso de emergencia en Cuba. Administrada en dos dosis, ha demostrado eficacia en la prevención del COVID-19.

Abdala, desarrollada por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, ha superado la fase 3 de ensayos clínicos y ha sido aprobada para uso en Cuba. Administrada en tres dosis, también ha demostrado eficacia en la prevención del COVID-19.

Mambisa, un candidato a vacuna desarrollado por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, se está estudiando como dosis de refuerzo para convalecientes y aquellos que han recibido el ciclo completo de la primera vacuna. Representa el primer candidato a vacuna de proteína nasal que ingresa a ensayos clínicos globales en humanos.

Desafíos y Éxitos

El embargo de Estados Unidos sobre Cuba ha tenido un impacto significativo en el sector de la salud cubano, afectando el desarrollo y la distribución de las vacunas COVID-19. Este embargo ha limitado el acceso de Cuba a recursos y suministros médicos esenciales, lo que dificulta la adquisición de materiales necesarios para la producción y distribución de vacunas.

A pesar de estos desafíos, Cuba ha logrado avances significativos en el desarrollo de sus vacunas contra el COVID-19. Las vacunas Soberana 02, Abdala y Mambisa, desarrolladas de manera independiente, han alcanzado tasas de vacunación más altas que muchos países. Los datos de la Universidad John Hopkins confirman que el 94,73% de la población cubana ha recibido al menos una dosis de la vacuna, superando las tasas de Italia (84,16%) y los Países Bajos (74,57%).